
Habitan tanto en el mar Mediterráneo como en el Cantábrico, y son más frecuentes durante los meses cálidos, cuando el fitoplancton —su principal alimento— prolifera en mayor cantidad.
Ni medusas, ni trozos de plástico flotantes
Las salpas son organismos marinos pertenecientes al grupo de los tunicados: animales con un cuerpo gelatinoso cubierto por una túnica semitransparente, con forma de barril y dos sifones en los extremos. Suelen medir hasta 10 cm de largo.
Pueden encontrarse solas, aunque es más común verlas formando largas cadenas coloniales alineadas en estructuras que pueden alcanzar hasta 10 metros de longitud.
A diferencia de las medusas, no pican, no muerden y no representan ningún riesgo para los bañistas. Su cuerpo es extremadamente frágil, no poseen células urticantes ni producen toxinas. Aunque su apariencia pueda generar desconfianza, son criaturas completamente inofensivas y pacíficas.
¿POR QUÉ SON IMPORTANTES?
Las salpas cumplen un papel crucial en los ecosistemas marinos. Al alimentarse de fitoplancton, ayudan a regular los niveles de CO₂ en el océano, favorecen la producción de oxígeno marino y mantienen el equilibrio de la biomasa microbiana. En resumen: contribuyen activamente a la salud del mar.
¿QUÉ HACER SI LAS ENCUENTRAS EN EL AGUA?
Nada. No es necesario avisar al socorrista ni retirarlas. Las salpas están haciendo su trabajo: limpiando el océano y preservando su equilibrio. Su presencia es, de hecho, un indicativo de buena salud biológica del agua.
